Last Saturday Miguel Indurain finished the Quebrantahuesos in 06:07:05.
Miguel Indurain is 50 years old. I am 47 and my personal best at the Quebrantahuesos was in 2013 finishing in 6:44:56.
In four years time, in 2019, I'll be riding Quebrantahuesos being 50 years old and my objective is to be able to ride it faster than Miguel Indurain's 06:07:05.
For someone of my generation to be able to say I rode faster than Miguel Indurain is a great deal.
Take care
Javier Arias González
jueves, 25 de junio de 2015
miércoles, 17 de junio de 2015
martes, 16 de junio de 2015
Two quotes about training
Training goes beyond workouts. It’s lifestyle: eating, sleeping, resting, thinking--everything you do is “training.”
Which reminded me this other one that expresses the same idea a bit more accurately:
Everything you do will make you faster or make you slower
Michael Hutchinson in his book Faster
Take care
Javier Arias González
sábado, 13 de junio de 2015
9 Counties 600
Alfreton, donde empezaba este 600, está a casi tres horas en coche de mi casa por lo que decidí ir el viernes por la tarde/noche y dormir en un hotel para empezar más descansado la ruta.
Siguiendo mi estrategia de los últimos brevets me puse en marcha con el grupo de cabeza para que luego me fuese pasando todo el mundo mientras yo decidía a que grupo unirme. Lamentablemente, una vez más, la estrategia no me funcionó porque enseguida llegaron las colinas y rápidamente me quedé de los últimos. Aun así tuve tiempo de conocer y charlar con Jon Kelley, que hacía su primer 600 como preparación para la Transcontinental 2015 y su Randonneur 5000 (la gente está pirada); eso sí en cuanto llegó la primera cuesta le vi desaparecer en la lejanía.
El primer control estaba en el km49. Era en una gasolinera por lo que no me perdí mucho tiempo. Compre algo para que me dieran el ticket y me puse en marcha. La siguiente etapa era de 93km pero la hoja de ruta decía que en el km65 había un café por lo pensé que parar a tomar un segundo desayuno allí sería buena idea ya que me permitiría dividir los primeros 141km en dos.
Pues no lo fue tanto. El café estaba bien, pero fueron bastante lentos en servir por lo que aunque el descanso me vino muy bien cuando me puse en marcha si no era el último debía de faltarle poco.
Lo bueno del resto de la etapa es que el viento daba de culo y eso me permitía rodar a velocidades muy por encima de mi capacidad y, de paso, ganar tiempo al reloj. Cuando llegué al control del km141 ya había acumulado dos horas y media de colchón.
Llegué a la vez que tres ciclistas (dos hombres y una mujer) del club de Alfreton y juntos nos sentamos en un banco a comer. Eran las 12:54, pero esto es UK y yo estaba hambriento. Tanto es así que me comí de una sentada toda la ensalada de pasta que llevaba para el día.
Con el estómago llego, el sol en el cielo y el viento de culo me puse en marcha más contento que unas castañuelas. Adelanté a los 3 de Alfreton y seguí pedaleando sólo por una carretera que se hizo completamente llana y que ya había recorrido en la LEL.
En el siguiente control me hice un lio con el GPS y perdí unos 10 minutos tratando de orientarme justo en el pueblo donde estaba el control. Cuando llegué, ya estaban allí los 3 de Alfreton que debieron preguntarse cómo carajo aparecía yo por detrás de ellos. Estábamos en el km194 y eran las 15:16, ya tenía casi 4 horas de colchón. Todo vida y dulzura.
Fui rápido en el control y enseguida me puse en marcha. La carretera giró a la izquierda y lo que parecía una ligera brisa de culo se convirtió en un viento huracanado entrando por la izquierda. La carretera seguía siendo totalmente llana (esa sección de la LEL que discurría en paralelo a canales de agua), pero yo me las veía para poder llegar a los 20km/h.
En uno de los pueblos por los que pasé me alcanzaron los 3 de Alfreton que rodaban con 2 ciclistas más, sin dudarlo me uní a ellos. Rodamos el resto de la etapa juntos dándonos algo parecido a relevos. El problema era que teníamos niveles muy dispares. Uno de los tres Alfreton era el más fuerte y acabó formando un grupo con los 2 ciclistas añadidos quedándonos descolgados los otros tres. De los tres que nos quedamos la chica y yo estábamos más o menos al mismo nivel y el otro un tanto por encima. Cada vez que el se ponía por delante tanto ella como yo sufríamos (al entrar el viento de lado el ir a rueda ayuda, pero tampoco tanto). Cuando ello o yo nos poníamos delante la velocidad se reducía sustancialmente.
Pero oye, íbamos poco a poco, pero acabamos llegando al siguiente control. Cansados y machacados por el viento, pero ya estábamos en el km262 y mi colchón ya era de 5horas. Me sorprendió ver allí a Jon, en mis cálculos el debería estar muy por delante, al poco de llegar nosotros se puso en marcha el grupo en el que parecía que él rodaba, calculé que nos llevaban 15 minutos de ventaja.
La siguiente etapa era de sólo 36km, pero nos llevó 2 horas hacerla, y eso que rodábamos en grupo. Yo, directamente, no di ni un sólo relevo, bastante tenía con aguantar a rueda (y eso que rodábamos por debajo de 20km/h); incluso tuve que tomarme un gel.
El control del km294 era en una gasolinera en Lincoln. Aproveché para comer algo y como eran las 20:30 aprovechamos todos para prepararnos para la noche. Calienta brazos y piernas, chaleco reflectante, luz para el caso, encender la luz trasera. Yo estaba listo bastante antes que los demás, pero ni loco me ponía en marcha sabiendo el viento que me esperaría. Quedaban 65km hasta el control donde tenía pensado dormir, calculé que nos llevaría unas 3 horas y media llegar hasta allí.
Nos pusimos en marcha y al poco nos adelantaron un chico y una chica y el grupo acabó poniéndose a su rueda. Ahora éramos 8 ciclistas, dos de ellos iban dándose relevos delante y el resto a rueda en perfecta fila india y en un orden que a mi entender coincidía con el order de fortaleza de cada uno (siempre me resulta curioso como se establecen órdenes y rutinas de marcha sin necesidad de acordarlos de viva voz).
La verdad es que la situación era ideal para mi. Yo estaba situado en la quinta posición y el ritmo era cómodo para mi. A ese ritmo yo estaba recuperando.
Al poco empezaron a aparecer las subidas. Cortas y no muy empinadas, al principio lo que permitió al grupo seguir rodando unido. Pero enseguida la cosa se complicó y en una de las subidas el grupo se partió en dos. 4 por delante y 4 por detrás. Yo era el cuarto del grupo delantero. Contento de estar en ese grupo, pero calculando mi estrategia porque tenía que parar a mear y por nada del mundo quería quedarme descolgado.
En cuanto coronamos me paré y me puse a mear, sabía que los tres con los que rodaba no irían muy lejos porque uno de los que tiraba tenía a su chica en el grupo trasero por lo que suponía que rodarían despacio para esperarles. Mientras meaba vi como me pasó el segundo grupo.
Me puse en marcha a toda velocidad, descendí lo más rápido que pude y en cuanto llegó la siguiente subida vi las luces del grupo. Bueno, en realidad de grupo ya no tenían nada. El que iba tirando se había parado a esperar a su chica y los otros dos del grupo de cabeza siguieron a su ritmo. Los otros tres de grupo trasero se habían descolgado definitivamente.
Curiosamente yo me encontraba muy bien, el haber rodado tranquilamente en grupo me había permitido recuperar por lo que apreté un poco hasta alcanzar a los dos que iban en cabeza. Me puse a su rueda con la intención de quedarme ahí. Pero al poco uno de ellos se descolgó y el otro parecía que flojeaba por lo que me puse yo delante y le fuí marcando el ritmo. Al poco alcanzamos a un ciclista (que acabó resultando ser David Foxcroft) y se unió a nuestro grupo. Los tres juntos llegamos a Alfreton, km354 a las 00:15. Este era el mismo punto del que habíamos salido (la ruta es un 8, empieza en el centro del 8 y hace primero el circulo inferior en el sentido contrario de las agujas del reloj y luego el circulo superior en el sentido de las agujas del reloj).
En el control nos tenían preparada una sopa de vegetales que a mi me supo a gloria. También tenían colchonetas y mantas que se habían usado para la LEL, me reservé una y me dispuse a dormir. Pedí que me despertasen a las 4:30 lo que me permitiría dormir casi 4 horas. Antes de acostarme me sorprendió ver a Jon entrando por la puerta. ¿cómo es que aparecía 15 minutos por detrás de mi cuando yo pensaba que estaría 15 minutos por delante? no me paré a pensarlo mucho, dormir era mi prioridad.
No hizo falta que me despertasen, antes de las 4 ya me había despertado yo y como no estaba cómodo en la cama decidí levantarme. En el control me ofrecieron un desayuno a base de huevos cocidos, tostadas con mantequlla y croissants que tomé con mi cola-cao correspondiente. Antes de ponerme en marcha me pasé por donde tenía el coche aparcado a coger comida y a las 4:30 ya estaba en la carretera.
La mañana era fresca y me costó entrar en calor. De hecho, al poco alcancé a David y me costó seguir su rueda. La carretera por la que circulábamos era preciosa. Rodeada de árboles impresionantes, sin tráfico y más bien llana, por lo que al poco nos pusimos en paralelo y nos pusimos a charlar mientras pedaleábamos tranquilamente.
El primer control del día estába sólo a 45km (km399), era en medio de una pequeña ciudad, pero era un domingo a las 7 de la mañana, no había nada abierto. Sacamos dinero de un cajero automático para que el recibo nos sirviera como prueba de paso y nos pusimos en marcha.
La siguiente etapa era de 60km pero según la hoja de ruta en algún punto intermedio había un café (curiosamente la hoja de ruta tenía las instrucciones a seguir, pero no en los puntos kilométricos donde se debían seguir las instrucciones ver aquí). Le propuse a David parar a desayunar por segunda vez en el café y le pareció un buen plan, pero cuando salíamos de la ciudad vió una gasolinera y propuso parar a tomar un café. No es que me pareciese una gran idea, pero aproveché para tomarme un chocolate caliente.
Cuando estábamos a punto de ponernos en marcha nos pasaron tres ciclistas. Vi que Jon era uno de ellos y animé a David a unirnos a su grupo. Nos costó un poco enganchar con ellos porque rodaban más bien rápidos, pero lo conseguimos.
Esto eran buenas noticias. El grupo de Jon iba dándose relevos y mantenían un ritmo bastante vivo. A mi me costaba mantener el ritmo, pero me parecía un buen compromiso de esfuerzo/velocidad.
Eso si, cuando llegamos al café en cuestión ya estábamos todos deseando parar a desayunar. Bueno todos no, uno de los que rodaba con Jon, el que rodaba más fuerte, dijo que no tenía hambre y siguió su camino. No le volví a ver. De la que llegábamos al café se iban los 3 de Alfreton y nos dijeron que el desayuno era bueno y barato por lo que aprovechamos y nos pedimos un full English breakfast. Me supo a gloria.
Desayunando se nos unió un ciclista y cuando nos pusimos en marcha éramos 5. Quedaba poco para el siguiente control, pero el viento era de cara por lo que organizamos unos relevos que salieron bastante bien y nos permitió mantener un ritmo alegre. Llegamos al control del km460 a las 10 de la mañana. Ya había acumulado más de dos horas y media de colchón. El sol también empezó a calentar; por primera vez en todo el año puse los cristales oscuros a las gafas y me quité la camiseta interior para quedarme en manga corta.
Cuado nos pusimos en marcha David se entretuvo y entre el viento de cara y los relevos que nos dimos por delante no nos alcanzó (yo creo que decidió dejarnos ir porque rodábamos demasiado rápido para él). Esto me dejó a mi como el más débil del grupo y esa no es una posición cómoda. Estando en la segunda posición no pude entrar al relevo por lo que les dije a los demás que me descolgaba. Levanté el pie y dejé pasar a los otros dos, pero se apiadaron de mi y levantaron el pie para que pudiese entrar en el grupo. A partir de ese punto yo dejé de dar relevos.
Tampoco es que fuese por mucho tiempo. La etapa era corta, sólo 42km y acababa cruzando el Humber bridge. Me sorprendió la cantidad de gente que había en los alrededores del puente. Cuando pasamos en la LEL el puente estaba vacio, pero en esta ocasión, un domingo sobre las 11 de la mañana las inmediaciones del parque estaban a revosar de gente y tráfico. En cualquier caso aproveché para sacarme una foto y acordarme de los amigos con los que rodé la LEL.
Primera vez del año que ruedo en manga corta y con lentes oscuras |
Detalle del carril bici sobre el puente. A la izquierda Jon |
Curiosamente cruzando el puente el grupo se dividió en dos. Jon y uno de los ciclistas se entretuvieron sacando fotos. El otro ciclista y yo cruzamos el puente y pensamos en esperarles en el control. El control era en el pueblo al otro lado del puente. Llegamos al pueblo y nos metimos en un restaurante pensando que era el sitio obvio donde Jon y el otro irían, pero no fue así. Ni idea de donde se metieron, no los volví a ver.
El otro y yo pedimos el menú del día que incluía macarrones con vegetales y sinceramente sonaba a gloria. Después nos tomamos un postre. Total que la parada se nos quedó más bien larga.
Cuando nos pusimos en marcha enseguida quedó claro que el otro ciclista había recuperado más y mejor que yo. Me costaba un mundo seguirle el ritmo por lo que muy rápidamente le dije que tirase que yo iría a mi ritmo. Hizo intención de quedarse y rodar conmigo, pero cuando fue evidente que eso significaría rodar muy lento acabó volviendo a su ritmo.
Eran sólo 50km hasta el control, pero me costaron dios y ayuda. El viento me daba de cara y a estas alturas de la película yo ya estaba más bien cansado. Entre en modo supervivencia y en ese modo llegué al control donde me encontré con un grupo de ciclistas, entre ellos David. Aproveché para comer y beber bien y cuando estaba acabando vi que David se ponía en marcha por lo que apuré un poco y me fuí con él.
Los primeros kilómetros iba constantemente a su rueda. No podía ni con mi alma, pero el ritmo que David estaba marcando era un buen ritmo para recuperar. Muy constante, ni un sólo tirón. Eso me permitía seguir comiendo y bebiendo y parando a mear (increiblemente en un periodo muy corto tuve que parar unas 6 veces). Yo sabía que tenía que recuperar porque los últimos 20km coincidían con los primeros 20 kilómetros que habíamos recorrido por la mañana y eran un constante sube y baja con algunas rampas duras.
Y conseguí recuperarme. Poco a poco empecé a darle relevos cada vez más y más largos hasta que llegó un punto en el que me puse yo delante y le marqué el ritmo yo a él; sociedad perfecta.
Cuando a unos 10km del control final alcanzamos a un ciclista y al poco los tres nos relajamos y nos pusimos a charlar tranquilamente sobre planes y estrategias para la Paris-Brest-Paris. Sabíamos que llegaríamos sobrados de tiempo y era momento de disfrutar.
Llegamos al control final a las 19:40, 2 horas y 40 minutos de margen. En el control aproveché para tomarme una pinta de leche con un bizcocho que nos ofrecieron. Me comí también unos haribos, un platano una manzana y un bollito de chocolate que llevaba yo. No me entretuve mucho porque todavía me quedaba el viaje a casa por lo que me despedí de los ciclistas que por ahí estaban, agradecí a los voluntarios su trabajo y me fui hacia el coche.
Sabía que no podría hacer las casi tres horas del viaje de vuelta del tirón por lo que cuando se pasó la excitación de haber acabado y empezó a entrarme sueño me paré en un área de servicio a dormir. Dormí dos horas en el coche, cuando me salí para ir al servicio parecía robocop de lo que me costaba moverme. Aproveché para cenar en el área de servicio y una vez despejado y cenado me puse de nuevo en marcha. Llegué a casa sobre la 1:30 de la mañana, me duché, piqué algo rápido y me acosté. El lunes tenía que coger un vuelo para irme a Los Angeles. El jueves volé de regreso de Los Angeles a Londres. Todavía hoy mi cuerpo está recuperándose de la combinación de esfuerzo físico y jet lag de toda la semana.
A cuidarse
Javier Arias González
miércoles, 3 de junio de 2015
Windsor Chester Windsor 600
Había dos horarios de salida, las 6:00 o las 7:30. Yo escogí salir a las 6:00 de la mañana y de ellos enseguida me puse en el grupo de cabeza. Mis intenciones eran claras, cuanto más adelante empezase más gente me pasaría y más posibilidades tendría de encontrar un tren al que subirme.
En el kilómetro 7 pinché la rueda delantera y se fue al carajo el plan. Todos los que habían salido a las 6:00 me pasaron mientras yo cambiaba la cámara.
Algo debí hacer mal porque sólo unos 4 km más tarde la cámara explotó. Seguramente no la había encajado bien. Con una tranquilidad que ahora me resulta asombrosa me puse a cambiar la cámara usando la segunda de las dos que siempre llevo.
Cuando cruzaba el puente sobre el Támesis en Henley (25km) otra vez tenía la rueda delantera pinchada. Pues muy bien, eran sobre las 7:30 de la mañana de un Sábado, no tenía más cámaras y me quedaban casi 600km por delante.
Vi un ciclista sacando fotos sobre el puente que acababa de cruzar y me acerqué a preguntarle si me vendia una cámara. Me dijo que no podía que sólo tenía una. Pero la suerte me sonrió, mientras caminaba de vuelta a la bici vi a un grupo de tres ciclistas me acerqué a ellos y les pregunté si me vendían una cámara, uno de ellos sacó inmediatamente su cámara y me la ofreció negándose a aceptar dinero a cambio. Les agradecí todo lo que pude el gesto, reparé la cámara y me puse en marcha.
Cuando llegué al primer control (km50) ya se iba el último ciclista. Sellé y mientras sellaba les pregunte a los del control donde habría una tienda de bicis, me preguntaron y resulta que ellos tenían cámaras por si acaso. Me vendieron dos. Me bebí una taza de leche con una galleta y me puse en marcha con rapidez.
Cuando iba por el kilómetro 80 me pasaron Alex Scutt y Mark Dempster como aviones. Alex y Mark son dos Kingston Wheelers que se están preparando para hacer la PBP en el menor tiempo posible. Habían salido a las 7:30. ¡¡¡En 80 kilómetros me habían sacado una hora y media!!! Recuerdo que en ese momento pensé que me encontraba tan cansado como si hubiese recorrido 200km seguí a mi ritmo, pero con la moral un poco tocada.
En algún punto cercano al kilómetro 100 volví a pinchar. Cuarto pinchazo en 100 kilómetros. Decidí cambiar la cubierta. Y en ello estaba cuando apareció Gavin, otro Kingston Wheeler que había salido a las 7:30. Le aseguré que tenía de todo y le animé a que siguiese camino.
Llegué al control del kilómetro 131 cansado. Pero allí tuve la oportunidad de conocer a Shu Pillinger. Shu va a intentar ser la primera mujer británica que complete la RAAM en solitario en unas semanas. Estaba de voluntaria en el control ayudando en la cocina. Charlar con ella me subió la moral y habría seguido haciéndole preguntas, pero tenía que ponerme en marcha; no me sobraba mucho tiempo.
En el siguiente sector teníamos que atravesar dos riachuelos. En el primero me bajé de la bici y crucé por un estrecho puente para peatones. Al segundo llegué a la vez que cinco ciclistas más, como ellos se animaron a pasar sobre la bici yo hice lo mismo. Pero mi rueda delantera patinó y me caí al riachuelo quedándome tendido cuan largo soy. No me hice nada de daño, pero me empapé.
De los cinco ciclistas con los que había coincidido al cruzar el riachuelo tres de ellos rodaban juntos. Cuando me pasaron uno de ellos bromeó con si seguía mojado y yo aproveché que había roto el hielo para pedirles permiso para unirme a su grupo. Aceptaron encantados. Perfecto. Rodé con ellos los 20km que quedaban hasta el siguiente control (km182). Allí nos sentamos juntos a comer algo y a presentarnos oficialmente. Como vi que su parada iba a ser más larga de lo que me interesaba les dije que yo tiraba que ya me uniría a ellos cuando me alcanzasen.
Y me puse a rodar tranquilamente. Tal vez demasiado tranquilamente. En un momento dado apareció una rotonda que no se mencionaba en la hoja de ruta, me paro consulto el Garmin y veo que estoy fuera de ruta, bastante fuera de ruta (por algún motivo el Garmin no me avisó con el pitido y el mensaje de off route). Sigo asombrado con lo tranquilamente que me lo tomé. Hice zoom out al mapa, miré las opciones que tenía, seleccioné la ruta y me puse en marcha como si nada hubiese pasado. Ni un triste juramento. Al final fueron 10 kilómetros extra. Cuando llegué al siguiente control (km 240) los tres ciclistas ya se iban. Calculé que me sacaban media hora de ventaja.
El siguiente tramo (73km) se me hizo pesado. Estaba oscureciendo y el cielo empezaba a encapotarse. En un momento dado se hizo de noche y empezó a llover, aunque no mucho la verdad. No veía el momento de llegar al control. Mis planes estaban claros. La previsión metereológica era que llovería hasta al amanecer, no tenía sentido seguir pedaleando en la noche lluviosa, en cuanto llegase al control me acostaría a dormir para descansar lo más posible. Me quedaría la mitad del recorrido para el día siguiente.
Al final llegué sobre las 23:45, estaba en mitad de la ruta (km313). Nada más llegar me ofrecieron comida caliente, café, té, arroz con leche y melocotón en almíbar, un lujo. Comí un poco y enseguida me acosté. Una vez más tuve suerte porque cuando llegué no había colchonetas libres e iba a acostarme en el suelo, pero cuando me iba a acostar el que dormía en la colchoneta de al lado se levantó. Inmediatamente la ocupé, me puse el antifaz, los tapones para los oídos y me dormí al instante; estaba agotado.
Tenía pensado dormir tres horas, pero por algún motivo a las dos horas y media me desperté y me sentí suficientemente despejado para levantarme. Me lo tomé con calma, tenía el cuerpo acartonado y quería desayunar bien antes de ponerme en marcha. Fuera todavía llovía.
Me puse en marcha sobre las 3:30 de la mañana tenía 4 horas para recorrer 73km y llegar al siguiente control antes de las 7:28. Tenía un poco de viento de cara, pero nada demasiado serio. Claro que la cosa empeoró cuando volví a pinchar la rueda delantera. El 5 pinchazo en lo que llevaba de ruta. He de confesar que si que bajé algún que otro santo del cielo. Revisé la cubierta con mucho mimo y me aseguré lo mejor que podía de que el pinchazo estaba bien reparado. Otra vez era la última cámara que me quedaba.
Cuando me puse en marcha y me puse a hacer cálculos caí en la cuenta de que iba justo de tiempo. Tendría que mantener un ritmo un tanto vivo. A medida que pasaban los kilómetros y el tiempo los cálculos me decían que tenia que apretar un poco más porque iba muy justo de tiempo. Al final era una montaña rusa. Cuando hacia unos cuantos kilómetros llanos me parecía que me sobraría tiempo, cuando aparecía la más mínima subida me daba cuenta de que iba muy justo de tiempo. Apreté el ritmo un poco más alimentando el cuerpo con un gel y sorprendiéndome de lo bien que reaccionaba (relativamente hablando claro). Cuando divisé el pueblo donde estaba el control vi (y recordé en ese momento) que estaba en un alto. Me tocó atacar la cuesta con todo lo que tenía e incluso esprintar hasta la puerta del control. Prácticamente me tiré de la bici en marcha, cogí la brevet y entré en el control como una exhalación; le presenté al voluntario que me tenía que sellar la brevet diciéndole "no me digas que han pasado de las 7:28" a la vez que miraba el tablet que tenía sobre su mesa. El reloj marcaba las 7:28:58. Me habían sobrado 2 segundos. Me senté en la silla agotado mientras el voluntario me felicitaba por el esfuerzo. Mi siguiente frase fue ¿no tendrás por ahí una cámara de sobra? Y tenía una, que me regaló.
Aproveché para comer unos cereales con leche y descansar, había hecho un esfuerzo considerable en las últimas dos horas, pero tenía que ponerme en marcha porque estaba en tiempo prestado; tiempo que tendría que recuperar antes de llegar al siguiente control que estaba "sólo" a 56km.
Cuando subí a la bicicleta cada músculo de mi cuerpo se quejó. No pude más que empezar muy despacio y dejar que el cuerpo se fuese activando de nuevo poco a poco. Cuando llegué al control (km443) me volví a encontrar con los tres ciclistas con los que había rodado brevemente el día anterior, ellos se ponían en marcha. Calculé que me seguían sacando media hora de ventaja. En ese control me ofrecieron un puré de lentejas que estaba delicioso, me tomé dos platos. Me puse en marcha justamente a la hora que me habría cerrado el control, dejaba de vivir de tiempo prestado.
Cuando llegué al siguiente control (km494) tenía 30 minutos de margen al ponerme en marcha. Pare 10 minutos y me puse en marcha. Me preocupaban los últimos 133km porque tenían bastantes subidas y yo ya estaba muy machacado. La cosa iba a estar muy justa.
Al ponerme en marcha coincidí con otros tres ciclistas que también se ponían en marcha. Dos de ellos estaban haciendo la ruta en una fixi. También en ese momento entraba al control una pareja de ciclistas, al cruzarme con ella me dijo "disfruta la subida". Y al poco caí en qué quería decir. Apenas 300 metros después de ponernos en marcha apareció una cuesta matadora. Todo metido y venga pa'rriba como puedas. Curiosamente a medida que subía me iba encontrando mejor. Había empezado el último pero fui adelantando a cada uno de los ciclistas y cuando coroné les sacaba bastante ventaja. No les esperé, asumí que me alcanzarían al poco. Pero no fue así. Las cuestas se sucedían una tras otra, el viento soplaba de culo y yo no me encontraba del todo mal (en términos relativos claro está). Subía con todo metido y bajaba cómodamente (lo cual es en si mismo un logro). No fue hasta 60km más tarde que me alcanzaron. Faltaban unos 15km para el control y yo ya empezaba a notarme fatigado. Cuando llegaron a mi altura pude seguirles el ritmo un tiempo, pero al poco me descolgué y seguí a mi ritmo hasta el control.
En el control nos sentamos juntos y comentamos la posibilidad de acabar sobre las 21:30. A mi me servía, pero tenía que ponerme en marcha. Ellos habían salido a las 7:30 y tenían dos horas de margen, pero yo sólo tenía 30 minutos, tenía 50km por recorrer y recordaba un par de colinas que me quedaban por subir. Por lo que me puse en marcha antes que ellos con la consabida frase de "ya me alcanzaréis".
No subí del todo mal la primera de ellas y luego disfruté de su largo y rápido descenso. La segunda de ellas, la que está a la salida de Henley me costó dios y ayuda. Cuando llegué a la cima llegó también uno de los tres ciclistas que se paró a esperar a los otros dos. Yo seguí a mi ritmo. A partir de ese momento era ya todo favorable y la consciencia de que acabaría me revivió un poco.
Cuando me bajaba de la bici en el control final llegaron los tres ciclistas. Eran las 21:32, me habían sobrado 28 minutos. En el control me encontré con Pete y charlé un rato con él, pero enseguida me di cuenta que estaba agotado y que mi cuerpo empezaba a apagarse. Me despedí e inmediatamente me fui para casa (que está a sólo media hora en coche), me duché, cené un poco de pasta y unos frutos secos y me acosté. Estaba agotado.
Os dejo un video que ha grabado uno de los voluntarios en el control de Christleton (313km). Está en inglés pero en mi opinión incluso sólo las imágenes reflejan muy bien la atmósfera en los brevets de UK. Además salimos brevemente tres Kingston Wheelers, Richard Evans en el minuto 6:20, Pete Mastenko en 7:37 y yo, durmiendo, en el 10:43.
La ruta en Strava
Un artículo de la revista Cyclist sobre este evento.
A cuidarse
Javier Arias González
En el kilómetro 7 pinché la rueda delantera y se fue al carajo el plan. Todos los que habían salido a las 6:00 me pasaron mientras yo cambiaba la cámara.
Algo debí hacer mal porque sólo unos 4 km más tarde la cámara explotó. Seguramente no la había encajado bien. Con una tranquilidad que ahora me resulta asombrosa me puse a cambiar la cámara usando la segunda de las dos que siempre llevo.
Cuando cruzaba el puente sobre el Támesis en Henley (25km) otra vez tenía la rueda delantera pinchada. Pues muy bien, eran sobre las 7:30 de la mañana de un Sábado, no tenía más cámaras y me quedaban casi 600km por delante.
Vi un ciclista sacando fotos sobre el puente que acababa de cruzar y me acerqué a preguntarle si me vendia una cámara. Me dijo que no podía que sólo tenía una. Pero la suerte me sonrió, mientras caminaba de vuelta a la bici vi a un grupo de tres ciclistas me acerqué a ellos y les pregunté si me vendían una cámara, uno de ellos sacó inmediatamente su cámara y me la ofreció negándose a aceptar dinero a cambio. Les agradecí todo lo que pude el gesto, reparé la cámara y me puse en marcha.
Cuando llegué al primer control (km50) ya se iba el último ciclista. Sellé y mientras sellaba les pregunte a los del control donde habría una tienda de bicis, me preguntaron y resulta que ellos tenían cámaras por si acaso. Me vendieron dos. Me bebí una taza de leche con una galleta y me puse en marcha con rapidez.
Cuando iba por el kilómetro 80 me pasaron Alex Scutt y Mark Dempster como aviones. Alex y Mark son dos Kingston Wheelers que se están preparando para hacer la PBP en el menor tiempo posible. Habían salido a las 7:30. ¡¡¡En 80 kilómetros me habían sacado una hora y media!!! Recuerdo que en ese momento pensé que me encontraba tan cansado como si hubiese recorrido 200km seguí a mi ritmo, pero con la moral un poco tocada.
En algún punto cercano al kilómetro 100 volví a pinchar. Cuarto pinchazo en 100 kilómetros. Decidí cambiar la cubierta. Y en ello estaba cuando apareció Gavin, otro Kingston Wheeler que había salido a las 7:30. Le aseguré que tenía de todo y le animé a que siguiese camino.
Llegué al control del kilómetro 131 cansado. Pero allí tuve la oportunidad de conocer a Shu Pillinger. Shu va a intentar ser la primera mujer británica que complete la RAAM en solitario en unas semanas. Estaba de voluntaria en el control ayudando en la cocina. Charlar con ella me subió la moral y habría seguido haciéndole preguntas, pero tenía que ponerme en marcha; no me sobraba mucho tiempo.
En el siguiente sector teníamos que atravesar dos riachuelos. En el primero me bajé de la bici y crucé por un estrecho puente para peatones. Al segundo llegué a la vez que cinco ciclistas más, como ellos se animaron a pasar sobre la bici yo hice lo mismo. Pero mi rueda delantera patinó y me caí al riachuelo quedándome tendido cuan largo soy. No me hice nada de daño, pero me empapé.
De los cinco ciclistas con los que había coincidido al cruzar el riachuelo tres de ellos rodaban juntos. Cuando me pasaron uno de ellos bromeó con si seguía mojado y yo aproveché que había roto el hielo para pedirles permiso para unirme a su grupo. Aceptaron encantados. Perfecto. Rodé con ellos los 20km que quedaban hasta el siguiente control (km182). Allí nos sentamos juntos a comer algo y a presentarnos oficialmente. Como vi que su parada iba a ser más larga de lo que me interesaba les dije que yo tiraba que ya me uniría a ellos cuando me alcanzasen.
Y me puse a rodar tranquilamente. Tal vez demasiado tranquilamente. En un momento dado apareció una rotonda que no se mencionaba en la hoja de ruta, me paro consulto el Garmin y veo que estoy fuera de ruta, bastante fuera de ruta (por algún motivo el Garmin no me avisó con el pitido y el mensaje de off route). Sigo asombrado con lo tranquilamente que me lo tomé. Hice zoom out al mapa, miré las opciones que tenía, seleccioné la ruta y me puse en marcha como si nada hubiese pasado. Ni un triste juramento. Al final fueron 10 kilómetros extra. Cuando llegué al siguiente control (km 240) los tres ciclistas ya se iban. Calculé que me sacaban media hora de ventaja.
Se supone que la ruta iba y volvía por el mismo sitio. Ese desvío a la izquierda y la posterior corrección a derechas es donde me perdí. |
La parte donde estaban las colchonetas en el control que dormí |
Me puse en marcha sobre las 3:30 de la mañana tenía 4 horas para recorrer 73km y llegar al siguiente control antes de las 7:28. Tenía un poco de viento de cara, pero nada demasiado serio. Claro que la cosa empeoró cuando volví a pinchar la rueda delantera. El 5 pinchazo en lo que llevaba de ruta. He de confesar que si que bajé algún que otro santo del cielo. Revisé la cubierta con mucho mimo y me aseguré lo mejor que podía de que el pinchazo estaba bien reparado. Otra vez era la última cámara que me quedaba.
Cuando me puse en marcha y me puse a hacer cálculos caí en la cuenta de que iba justo de tiempo. Tendría que mantener un ritmo un tanto vivo. A medida que pasaban los kilómetros y el tiempo los cálculos me decían que tenia que apretar un poco más porque iba muy justo de tiempo. Al final era una montaña rusa. Cuando hacia unos cuantos kilómetros llanos me parecía que me sobraría tiempo, cuando aparecía la más mínima subida me daba cuenta de que iba muy justo de tiempo. Apreté el ritmo un poco más alimentando el cuerpo con un gel y sorprendiéndome de lo bien que reaccionaba (relativamente hablando claro). Cuando divisé el pueblo donde estaba el control vi (y recordé en ese momento) que estaba en un alto. Me tocó atacar la cuesta con todo lo que tenía e incluso esprintar hasta la puerta del control. Prácticamente me tiré de la bici en marcha, cogí la brevet y entré en el control como una exhalación; le presenté al voluntario que me tenía que sellar la brevet diciéndole "no me digas que han pasado de las 7:28" a la vez que miraba el tablet que tenía sobre su mesa. El reloj marcaba las 7:28:58. Me habían sobrado 2 segundos. Me senté en la silla agotado mientras el voluntario me felicitaba por el esfuerzo. Mi siguiente frase fue ¿no tendrás por ahí una cámara de sobra? Y tenía una, que me regaló.
Aproveché para comer unos cereales con leche y descansar, había hecho un esfuerzo considerable en las últimas dos horas, pero tenía que ponerme en marcha porque estaba en tiempo prestado; tiempo que tendría que recuperar antes de llegar al siguiente control que estaba "sólo" a 56km.
Cuando subí a la bicicleta cada músculo de mi cuerpo se quejó. No pude más que empezar muy despacio y dejar que el cuerpo se fuese activando de nuevo poco a poco. Cuando llegué al control (km443) me volví a encontrar con los tres ciclistas con los que había rodado brevemente el día anterior, ellos se ponían en marcha. Calculé que me seguían sacando media hora de ventaja. En ese control me ofrecieron un puré de lentejas que estaba delicioso, me tomé dos platos. Me puse en marcha justamente a la hora que me habría cerrado el control, dejaba de vivir de tiempo prestado.
Cuando llegué al siguiente control (km494) tenía 30 minutos de margen al ponerme en marcha. Pare 10 minutos y me puse en marcha. Me preocupaban los últimos 133km porque tenían bastantes subidas y yo ya estaba muy machacado. La cosa iba a estar muy justa.
Al ponerme en marcha coincidí con otros tres ciclistas que también se ponían en marcha. Dos de ellos estaban haciendo la ruta en una fixi. También en ese momento entraba al control una pareja de ciclistas, al cruzarme con ella me dijo "disfruta la subida". Y al poco caí en qué quería decir. Apenas 300 metros después de ponernos en marcha apareció una cuesta matadora. Todo metido y venga pa'rriba como puedas. Curiosamente a medida que subía me iba encontrando mejor. Había empezado el último pero fui adelantando a cada uno de los ciclistas y cuando coroné les sacaba bastante ventaja. No les esperé, asumí que me alcanzarían al poco. Pero no fue así. Las cuestas se sucedían una tras otra, el viento soplaba de culo y yo no me encontraba del todo mal (en términos relativos claro está). Subía con todo metido y bajaba cómodamente (lo cual es en si mismo un logro). No fue hasta 60km más tarde que me alcanzaron. Faltaban unos 15km para el control y yo ya empezaba a notarme fatigado. Cuando llegaron a mi altura pude seguirles el ritmo un tiempo, pero al poco me descolgué y seguí a mi ritmo hasta el control.
En el control nos sentamos juntos y comentamos la posibilidad de acabar sobre las 21:30. A mi me servía, pero tenía que ponerme en marcha. Ellos habían salido a las 7:30 y tenían dos horas de margen, pero yo sólo tenía 30 minutos, tenía 50km por recorrer y recordaba un par de colinas que me quedaban por subir. Por lo que me puse en marcha antes que ellos con la consabida frase de "ya me alcanzaréis".
No subí del todo mal la primera de ellas y luego disfruté de su largo y rápido descenso. La segunda de ellas, la que está a la salida de Henley me costó dios y ayuda. Cuando llegué a la cima llegó también uno de los tres ciclistas que se paró a esperar a los otros dos. Yo seguí a mi ritmo. A partir de ese momento era ya todo favorable y la consciencia de que acabaría me revivió un poco.
Cuando me bajaba de la bici en el control final llegaron los tres ciclistas. Eran las 21:32, me habían sobrado 28 minutos. En el control me encontré con Pete y charlé un rato con él, pero enseguida me di cuenta que estaba agotado y que mi cuerpo empezaba a apagarse. Me despedí e inmediatamente me fui para casa (que está a sólo media hora en coche), me duché, cené un poco de pasta y unos frutos secos y me acosté. Estaba agotado.
¡Prueba superada! |
La ruta en Strava
Un artículo de la revista Cyclist sobre este evento.
A cuidarse
Javier Arias González
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