Este año, después de acabar la Quebrantahuesos (la crónica) me dirigí a la tribuna que está justo en la línea de llegada para esperar al resto de los Pakeftes.
Resulta que, al final, me pasé tres horas allí sentado esperando a que llegase Jaime (aquí su crónica). Pero no me importó.
Resultó que caí en la cuenta de que nunca había visto el ciclismo desde ese punto de vista. Desde el punto de vista de aquellos que esperan a que lleguen los suyos. Ya en la última mañana de la PBP me había impresionado la preocupación y angustia de unos vascos esperando a que llegasen sus amigos.
En la línea de llegada de la Quebrantahuesos también ves eso. Una mujer con sus hijos que esperan al padre de la familia. Los amigos que esperan al que se atrevió a intentarla. Los compañeros de trabajo que están esperando al que peor forma tenía.
La gente aparece en la línea de llegada y se dispone a esperar. Durante la espera aplaude a los que van llegando. Muchos se desesperan. No saben nada de sus seres queridos. Piensan que están bien. Han tenido contacto con ellos "cuando coronó Protalet", "me llamó desde Hoz de Jaca". Cuando llega el ciclista que están esperando aplauden con más fuerza, gritan, se abrazan a el/ella y a poco se van. Pero enseguida viene otro grupo a esperar.
Esperar durante tres horas da para ver muchas escenas de estas. Curiosamente, aunque sabía que tendría tiempo y podría irme y volver más tarde, preferí quedarme. Estaba disfrutando de las escenas que veía. Me emocionaban.
Y entre las cosas que vi y me fijé estaban los gestos que hacen los ciclistas al llegar, al cruzar la línea de meta.
Unos levantan los brazos, otros se santiguan o besan una medalla. La V de victoria la hacen pocos ciclistas, pero no escasean los gestos de "toma" con el brazo o los lanzamientos de un puño al aire. Están los que miran al cielo dedicándole el esfuerzo a alguien y están los que simplemente suspiran al llegar. Sea como sea que se te caigan unas lágrimas es de lo más normal.
Los que han rodado en pareja suelen tratar de entrar a la vez y lo normal es que se den la mano mientras cruzan la linea de llegada. Algunos hasta se abrazan mientras ruedan en bici; incluso hasta cuatro a la vez he visto que se abrazaban.
No es raro que cuando son dos los que entran a la vez uno señale al otro, normalmente el más entero señala al que más le ha costado, recordándonos a todos que a él le costó más. La versión tecnológica de esto mismo es cuando uno entra fotografiando o grabando en video al otro. Esto último se da mucho cuando el/la grabado/a es un chico/a joven.
Por último admíteme un consejo venido de la experiencia observando a los que esperan a los ciclistas. No lleves el maillot oficial de la prueba. Es el más popular entre los ciclistas y sólo sirve para confundir a los que te están esperando. Ya puestos tampoco lleves el de la edición del año anterior y ni siquiera el de hace dos años. Si vas a llevar el mallot de la prueba que sea, como mínimo, el de tres ediciones anteriores. Si no lo tienes, lleva uno que te distinga, tus familiares y amigos lo agradecerán.
A cuidarse
Javier Arias González
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