Advertencia 1
[Leáse esta crónica en plan cachondeo o no se lea]
Advertencia 2
[Si te sientes identificado con alguno de los personajes de esta crónica seguramente es porque he pensado en ti al escribirla.]
Advertencia 3
[El haber procurado que la realidad no me estropee la crónica es totalmente intencionado]
Vale ya de advertencias que sino la crónica me va a quedar larga...
Advertnecia 4
Advertnecia 4
[Acabo de terminar la crónica y dos cosas he notado. 1) que me ha quedado muy larga. 2) que tampoco es tan graciosa. Léela si quieres, pero no me pidas luego a mi cuentas]
Llegado el Viernes, y acuciado por la amenaza de otro Domingo dando vueltas a Richmond Park donde sólo hay ciervos y ciclistas se te ponen a rueda y te machacan, el que lee todos los correos pero nunca escribe, es decir yo, decide enviar un mail a la lista de correo de ciclistas de mi oficina.
Sencillo, sin alardes, que no está bien que se den cuenta de la arrogancia ciclista de uno ya en el primer mail. El mensaje era en plan: Soy nuevo en la ciudad. Vivo en Surbiton y quiero salir a montar en mi bici de carretera el Domingo. ¿Alguna ruta que me podáis recomendar entre 75 y 120 kilómetros? ¿Alguna página web desde la que pueda descargarme algún track? ¿Algún grupo informal al que pueda unirme? (lo de informal fue a posta, lo juro).
Me contestaron unos cuantos compañeros. Que si apúntate a esta prueba el Domingo (uff, que pereza), que si en esta página web hay muchos tracks (¿y por donde empiezo?) y cosas por el estilo. Vamos, que nada claro y que ya estaba yo dándome por perdido y pensando en encontrarme con los ciervos (y con ese) de Richmond Park otra vez.
Y en estas llego el mail de Pete.
Pete es un compañero no sólo de empresa sino también de departamento. El típico que cuando envían un mail para anunciar su incorporación comentan que es aficionado a la bici, que está planficando un viaje en bici por el Himalaya y que para eso se entrena en los Alpes y los Pirineos. Lo que viene a ser aficionado, aficionado, que los hay que son aficionados a la bici, pero no tan aficionados. Yo (creo) me entiendo.
El caso es que yo había tomado nota del tema pero tampoco le había dado más importancia al asunto. Casualidad de las casualidades nunca me había tocado trabajar con Pete y creo que sólo había hablado con él el día que nos presentaron, y de eso hace un par de años como mínimo.
El caso (que me lio) es que Pete contesta: "Pues cerca de donde vives tienes las colinas [traducción literal] de Surrey y muchas opciones de rutas por carreteras tranquilas. Yo voy a salir el Domingo por esa zona. Si te apetece podemos salir juntos. Claro que depende de la hora a la que quieras salir porque yo tengo por lo menos 30km hasta Surbiton."
Yo, desesperado por no volver a Richmond Park donde me esperaban los ciervos y el ciclista que me machacó, contesto, sin pensarlo porque sino de qué, que si, que claro que me apetece. Que yo me adapto que diga el dónde y que a qué hora.
Me contesta el payo Pete que a las 10:30 en Esher, que quedamos en una cafetería, nos tomamos un café y que nos ponemos a rodar a las 10:45.
¡¡¡Pero que horas son estas!!!. Vamos a ver, si en lo mejor de la temporada yo me tomaba un café a las 10:30 en Ambite ¡DESPUES DE HABER RODADO 70KM! ¿Cómo que ahora vamos a empezar a rodar a las 10:45?
Claro que entonces me dio por pensar. Y menos mal. Por que está mal no pensar cuando tomas una decisión ciclista, y de eso algún biciorejón peca más que yo, pero al menos uno debe pensar después de haber tomado la decisión. No sirve para mucho, pero así no se va uno ciego al matadero.
Y el caso es que en el momento que lo pensé caí en la cuenta que esto tenía muy mala pinta. El amigo Pete, que hace un par de años se hizo una ruta en bici por el Himalaya después de haber entrenado por los Alpes y por los Pirineos, va a atravesar Londres rodando 30 kilómetros para juntarse conmigo, rodar entre 70 y 120 y luego hacerse otros 30 kilómetros de vuelta. Empiezo a pensar que el plan de irme a Richmond Park no era tan malo; después de todo si llevo otro maillot distinto al de la semana pasada lo mismo el ciclista que me machacó no me reconoce.
Vamos que me entró miedo. Miedo en plan "te vas a enterar tu de lo que son las colinas de Surrey".
Y en esto recibo un mail de Pete. "Por cierto, me siento un tanto gordo y fuera de forma por lo que espero que el plan se una salida relativamente relajada y no a machacarse".
¡Pues ya respiro yo un poco más tranquilo! Aunque tampoco vamos a fiarnos mucho que los ciclistas son muy dados a decir eso de que estoy gordo y en baja forma cuando quedas con ellos como preludio a machacarte el día de la ruta.
El caso es que llega el Sábado y decidimos ir a cenar al pub por aquello de ir integrándonos en la sociedad local. Y el caso es que a la hora de pedir la cena me apetece una hamburguesa, pero pensando en lo que me puede esperar el domingo y en la posibilidad de que tenga clenbuterol y luego de positivo me decanto por unos espaguetis que resultaron ser pocos y no muy buenos. Medio muerto de hambre, es que estoy en edad de crecer, me dedico a robarle patatas fritas a mi hija pequeña (la mayor ya no se deja) bajo el pretexto de que el día de antes de una salida hay que cenar bien. No parece muy convencida, pero el amor a su padre la puede y me deja que siga robándole patatas fritas que me parece a mi que para esto de la dieta ciclista tampoco es que sea lo mejor del mundo ¿no?
Hora de irse a la cama. Siguiendo mi costumbre, y sin caer en que al día siguiente no tendré que madrugar y tendré todo el tiempo del mundo para hacerlo, preparo el uniforme que llevaré al día siguiente. Coullote largo que la semana pasada pasé un poco de frío.
Me levanto el domingo. Tengo toooooodo el tiempo del mundo para desayunar.
Parece que no hace frío. Me cambio el coullote y me pongo uno corto pa' impresionar.
Por primera vez en mi vida ciclista tengo tooooodo el tiempo del mundo para engrasar la cadena. Y engrasando la cadena me doy cuenta de que en realidad hace un frío que "escarbaya el peyeyu" [en asturiano en el original]. Vuelvo a ponerme el coullote largo; pero no pasa nada. Tengo toooodo el tiempo del mundo.
Como me aburro decido ponerme en marcha. Muuuuy despaaaaacio para hacer tiempo, pero da igual. Llego al café media hora antes de lo pactado. Me pido un café que me sabe a rayos y espero.
Llega Pete y es tal cual yo le recordaba, pero vestido de ciclista. La perfecta imagen de un ingeniero loco, hippys que sois unos hippys (parafraseando a Chus Lambreabe y su "Yankis que sois unos Yankis" en Mujeres....[nota del redactor]) mezclada con el más puro estilo de alguno de los ilustres del pakefte.
Maillot del Android (dejadle, es ingeniero). Calcetines de pura lana. ¡Verdes botella! por encima del coullote (largo). Gorro negro en vez de casco ("total si esto no es una carrera"). Coleta de esas que se ven por el pakefte. Gafas de sol, que yo creo que no eran de ciclista y que llevó toda la ruta sobre la cabeza, pero sin llegar a ponérselas. Y una nariz comparable a la única que puede hacer de puente entre el pakefte y los biciorejones. Eso si, serenidad en la pose. Este es Pete.
Pero no os engañéis. Calzando una Scott CR1-R full carbon cuya segunda R, si no me equivoco, significa "Racing" y que viene a ser algo así como que el poseedor de esta bicicleta pretende correr con ella.
Se pide un café, yo me abstengo de repetir e incluso de advertirle de la calidad del mismo (todos tenemos que empezar en las mismas condiciones), y a los 10 segundos me doy cuenta de porqué no había yo hablado mucho con Pete. ¡Si es que no el entiendo nada!.
Bueno, miento. Le entiendo una de cada tres palabras y normalmente suelen ser las fáciles (Javier, café, frío, etc). El resto me las imagino y sonrío.
En la típica conversación de "y tu de quien eres" me cuenta, o mejor dicho, me imagino que me cuenta, que se ha criado en Irlanda del Norte y que ha vivido muchos años en Nigeria (lo normal). Lo que me viene fantástico para justificar el que no le entienda porque a nadie se le puede obligar a entender el acento mezcla norirlandes-nigeriano (que vendría a ser un gallego-melillano).
Pero mira, esto del ciclismo se trata de dar pedales y tampoco hay porque hablar mucho por lo que venga, tómate el café y vamos a ponernos en marcha.
Y nos ponemos en marcha (y comienza aqui la crónica ciclista, hasta aquí fue todo introducción).
En el mismo pueblo donde habíamos parado nos pilló un semáforo en rojo.
Se pone en verde.
Y el tio sale disparado.
¡Anda la hostia! (¿se puede decir hostia en este blog?, coño claro, no ves que es mío)
Me hago un poco de lío enganchando el segundo pie, y cuando lo engancho resulta que estoy en plato mediano y en un piñón grande. Cuando acabo de cambiar y levanto la cabeza Pete ya está atacando el primer repecho y me saca una ventaja de, lo menos, 100 metros.
Como tampoco quiero ponerme en evidencia delante de todo el pueblo pegándole una voz para que me espere aprieto los dientes y acelero el ritmo.
Le alcanzo, me pongo a rueda y una fugaz mirada al pulsómetro me dice que tengo las pulsaciones en 170.
No estoy muy seguro, pero para mi que empezar así no es muy sano.
El ¿amigo? Pete lleva un ritmo endiablado por una carretera con considerable tráfico, sin arcén y en continuo sube y baja.
En una de estas llega un repecho más largo que los anteriores y el tío va y se levanta sobre la bici y acelera el ritmo.
¡Anda la madre que me parió! (que me estará leyendo). ¡Pero si no quita el plato grande ni pa' arriba!
Me sobrepongo a la sorpresa, consigo cerrar el hueco y vuelvo a ponerme a rueda.
Lo que Pete no sabe es que yo me crié ciclísticamente hablando a rueda del abuelito y que en eso de seguir la rueda de uno que siempre va a plato tengo experiencia.
Me engancho a su rueda y empiezo a vigilar sus cambios.
No me volvió a descolgar.
Mientras me aguanten las fuerzas la cosa va bien. Eso si, a ti te va dar un relevo Rita la "singer".
El caso es que en una de esas giramos a la derecha y tomamos una carretera estrecha y tranquila, sin coches. Y hay Pete se relajó. Falsa alarma, se trataba sólo de abandonar la carretera con mucho tráfico lo más rápido posible. Me relajo yo también y pasamos a rodar en paralelo.
El habla y yo pienso que le entendía mejor por mail. Entre frase y frase intuyo que habla de una carrera en Sudafrica que al parecer es la carrera a la que más ciclistas acuden, creo que dice 30.000 y después de preguntarle al señor Google creo que se refiere al Cape Argus Pick n Pay Cycle Tour que para el año 2011 admite hasta 35.000 ciclistas (me lo apunto como posible objetivo).
La "charla" discurre tranquilamente al igual que los kilómetros. El paisaje es magnífico. Idéntico a Asturias pero todo llano.
Entendedme. No es que no haya cuestas. En realidad todo el recorrido es sube y baja. Muy rompepiernas. Pero son cuestas tan cortas que no se pueden calificar como subidas.
Pero en esto llegamos a una cuesta que parece más larga y empinada que las anteriores. Para entendermos como si te encuentras con un cuarto de Marañosa (sentido de ida a "San Marting").
Me levanto sobre la bici por pura pereza que me da el tener que cambiar y cuando me doy cuenta he dejado a Pete atrás.
¡Coooooño! ¿Que ha pasado aquí?
Cuando llega a mi altura dice: "xxxx fat" que yo interpreto como un "es que estoy gordo" y añade un "xxxxx hill xxxxxx" que yo interpreto como que hemos coronado la colina de no se que.
Pues vaya con las colinas y vaya con el del Himalaya.
Pasan los kilómetros y empiezo a tener la fundada sospecha de que mi colega arrastra una pájara de las que se pillaban los biciorejones en sus comienzos. Pero como mi inglés no incluye la jerga ciclista no tengo ni idea de como se dice "pájara" u "hombre del mazo" y como decir "female bird" o "man with a hammer" (tampoco sabía como se dice mazo; ahora después de consultar se que se dice "mallet") iba a sonar muy a "speaking in silver" decido proponer hacer una parada. No en vano son las dos de la tarde y llevamos 70 kilómetros rodando. Bueno 70 yo, que el unos 100. Y sin comer nada, que me fijé yo.
Me contesta en lo alto de esta colina hay un café, allí paramos. Sube tu delante que ya subo yo tranquilamente. O esto es lo que yo entendí.
Y como eso entendí eso hice. Resulta que la colina fue la subida más larga del día. Dos kilómetros y medio con una pendiente similar al último kilómetro de la Marañosa (viniendo de "San Marting"). Vamos, que no era precisamente el Tourmalet.
Subo a ritmo pero sin matarme. Corono y bajo otra vez a buscarle.
Coronamos los dos y paramos a tomar algo en una especie de merendero. Me comenta que estamos a 200 metros sobre el nivel del mar. ¡Al carajo años de entrenamiento en los 600 metros de altitud de Madrid!. A saber a donde se me irá a mi ahora el hematocrito.
Esperamos una cola considerable y mientras esperamos Pete me comenta que cree que está deshidratado y yo también lo creo, si es que no ha bebido nada, que también me fijé yo en eso.
Cuando nos toca pedir nos encontramos con este muestrario de tartas y pasteles caseros.
Me pido un cocholate caliente y un tozo de eso que está detrás del bote con etiqueta verde consciente que entre eso y las patatas fritas el ejercicio del día me supondrá un suma cero en calorías, pero es que son las 14:00 y yo tengo un hambre considerable. El amigo Pete se toma un te, es que es guiri, y un trozo de la tarta que está detrás de lo que yo me tomé.
Nos ponemos en marcha bajando la colina y cuando llegamos al llano Pete pone plato. Pone las manos en la parte baja del manillar y marca un ritmo que me cuesta seguir.
Maldiciendo el momento en el que propuse parar y sorprendido al comprobar como se ha recuperado vuelvo a la estrategia de seguidor fiel de rueda rauda y veloz. Pienso para mi que como no se decir "dar un relevo" en inglés pues nada me obliga a darlo. No tiene nada que ver, pero es una disculpa.
Poco a poco la explosividad se le va acabando y poco a poco nos vamos acercando al punto de partida.
Nos despedimos con un nos vemos mañana en la oficina y no se si me alegro más por haberle entendido a la perfección la frase completa o por saber que a pesar de los 100 kilómetros rompepiernas me encontraba muy bien. Nada cansado. Se me pasó por la cabeza que tendría que haber ido a Richmond Park para haberme encontrado con el ciclista ese.
Números de la ruta:
- 100,71 Km
- 4h 14min 31seg
- 23.7 km/h de media. No esta mal para un gordo fuera de forma
- 56,9 km/h de Velocidad Máxima
- 2,845 Calorías consumidas. El equivalente al pastel mas las patatas fritas.
- 142 pulsaciones medias. 177 de máxima (sin llegar al límite)
A cuidarse
Javier Arias González
No hay comentarios:
Publicar un comentario