Hoy he vuelto a irme a Ambite. 140 Km ida y vuelta. Dos tachuelas (la Marañosa y Vallekillas) en cada sentido.
Llovió a ratos, pero lo suficiente para estar calado hasta los huesos toda la mañana.
Ritmo tranquilo a la ida, una media de 25,06 km/h
Ritmo más alto a la vuelta. Al pasar por Morata mi velocidad media era de 26,22 km/
Subida a Vallekillas aceptable. Piché en la cumbre y me enfrié.
En la subida a la Marañosa, llevaba 113 km de recorrido, note que ya no iba. Coroné a 16 km/h.
Recuperé un poco bajando.
En arroyo culebro mi velocidad media era de 16,13 km/h. Nada espectacular, pero bien, muy bien.
En el "repecho" de la rotonda justo después de arroyo culebro lo note.
¡¡Estaba muerto.!!
No se movía ni una hoja, pero a mi me parecía que había viento de cara.
Me estaba hundiendo. Había comido bien, las pulsaciones cada vez más bajas, pero no andaba. Las piernas estaban vacías.
La cuesta de los de la minoría étnica fue un suplicio.
Recé para que los semáforos se pusieran en rojo y pudiera parar.
Veía que cada vez iba más despacio. Parecía que mi casa se alejaba en vez de acercarse.
¡¡¡Coño que duro se me hizo!!!
Al llegar a casa mi velocidad media final se había quedado en 25,61.
Pasar de 26,22 de velocidad media en 125 km a una de 25,61 en 140 km sólo es posible si los últimos 15 km (que son mayoritariamente llanos) los haces una velocidad media de 21,43 km/h. Es decir, muerto.
Esta claro que, una vez más, mi arrogancia ha extendió un cheque que mis piernas no pudieron pagar.
Si es que no aprendo. Ganas me dan de dedicarme al ajedrez.
A cuidarse
Javier Arias González