Había dormido sólo cuatro horas y, además, me había acostado bastante cansado. Por si fuera poco nada más salir de casa me di cuenta que había viento del bueno.
Pues nada, salida en de descanso, en plan tranquilo, vamos a ver que nos hacemos.
En Arroyo Culebro, justo donde empieza la subida a la Marañosa, pinchazo. Pues si que estamos bien.
Cuando recogía los enseres propios de reparar los pinchazos (bomba, desmontables, etc) pasó por el carril bici un ciclista a ritmo interesante. Me di prisa en guardarlo todo y enseguida intenté ponerme a ritmo. Claro que ya me había quedado frío. Aun así el ciclista no subía muy deprisa y le alcancé en el penúltimo repecho. No estaba mal.
Vallekillas lo subí de pie sobre la bici. Como iba en plan tranquilo pues a practicar el gesto de pedalear de pie.
De Morata a Perales con calma.
A partir de Perales viento de culo. Genial. La bici rueda sola y como hay muchos ciclistas me dedico a ir picándome para ir alcanzando a todo ciclista que veo. Aquellos dos que van por allí, a por ellos. Ese que van en bici de carretera, a por él. Aquel otro que apareció a lo lejos después de una curva, a por él. Pero espera, si el tío va en moto. ¡Que coño! a por él igual. Si le he alcanzado por detrás es que yo ruedo más rápido, pensé yo (claro que la posibilidad de que el tío acabase de salir de alguna de las huertas ni la contemplé, para que desmoralizarme). Cuando conseguí adelantar a la moto rodaba a más de 40 km/h en el llano. ¡Dejándose la piel en la salida de descanso!
Café en Carabaña después de 60km. Que el bar donde yo había parado un par de veces está cerrado. No hay problema. Me dirijo a la iglesia y siguiendo una ley infalible al lado de la iglesia encuentro otro bar. Café, barrita energética y botella de agua para rellenar los botellos.
Vuelta. Como era de esperar lo que era viento de culo ahora es viento de cara. No me fuerzo mucho porque empiezo a notar el cansancio.
Después de 10Km vuelvo a pinchar en la rueda de atrás. Desmonto la rueda y saco la cubierta. Estoy seguro de que en el anterior pinchazo había extraído el pincho que había provocado el pinchazo, pero quiero asegurarme de que no haya otro. Mientras reviso la cubierta oído un ¡clanc! en la rueda. Como si una piedra hubiese rebotado contra ella.... o como si se hubiese roto un radio....
Pongo la cámara nueva, monto la rueda y al comprobar cómo giraba me doy cuenta de que tiene un radio roto. Localizo el radio y lo quito de la rueda. Vuelvo a ponerme en marcha.
Subida a Vallekillas al tran-tran porque el viento sigue de cara.
El tramo de Vallekillas a San Martín al tran-tran porque el viento sigue de cara.
El tramo de carril desde San Martín hasta la rotonda de la Warner viento de costado.
Que infierno.
Al llegar a la rotonda de la Warner miro hacia atrás y veo que viene un grupo de ciclistas.
¡Bien!. Alguien que me va a hacer la subida. Subiendo el repecho justo después de la rotonda de la Warner iba yo pensando en ponerme a un ritmo cómodo para poder seguirles. Bebo un poco. Pienso en cambiar los botellos, el delantero está ya vacío. Antes de que pudiese ponerme a cambiar los botellos me adelantaron cuatro ciclistas en bici de carretera a toda leche.
Pego un pequeño sprint y me pongo a su rueda. Vamos a 29km/h. ¡Coño! ¡Coño! ¡Coño!
Soy el quinto de la banda y el primero lleva un ritmo endiablado. El viento sopla de costado (cuando sopla, porque la montaña también protege algo).
Entre 27Km/h y 19Km/h llegamos al último kilómetro. El que va delante de mi flojea. Me decido a adelantarle. Si me quedo cortado no podré enlazar.
En el último repecho del último kilómetro pega el viento de lado otra vez. Aprovechando la inercia y que voy protegido por los otros tres (con los que ruedo en paralelo) me pongo a la altura del primero. Juro que yo no tenía pensado dar un tirón, ni mostrarme ni nada. Yo sólo quería que me subieran. Pero el que iba en cabeza al verme metió un piñón más. Yo le oigo y como puedo meto otro. El mete otro y yo también. El mete un tercero y yo ya no puedo. Se levanta de la bici pega un tirón y me deja. El que iba segundo se levanta también y también me deja. El tercero y el cuarto se han quedado. El pulsómetro me está diciendo que me pare.
Los dos primeros coronan la Marañosa sacándome no más de 20 metros, pero ellos mantienen el tirón y en el llano siguen aumentando la ventaja. Pienso en el tramo hasta Perales del Rio y decido que tengo que ir a por ellos para hacer ese tramo a rueda. Aprieto un poco más. El pulsómetro dice que me pare.
Empieza la bajada y todavía estan lejos. Me alcanza por detrás el que iba tercero. Me adelanta y me pongo a rueda. Me baja, que alivio. El corazón empieza a latir a ritmos más normales.
No los alcanzamos hasta el final de la bajada. Me pongo a rueda y el que iba el primero mantiene el ritmo. Me están sacando de punto.
Llegamos a la rotonda. Viene un repecho. Bloqueo la orquilla para poder levantarme. Vamos muy lanzados, menos mal que apareció un coche y nos tuvimos que parar al cruzar la carretera.
Claro que la arrancada fue a cara de perro. Subimos el repecho bastante rápido. Cuando llegamos arriba siento que hablan entre ellos (yo llevo los cascos puestos) y bajan el ritmo. Caigo en la cuenta que deben de querer esperar al cuarto que a estas alturas debe estar bastante atrás.
El ritmo es demasiado bajo. Los adelanto mientras saludo y sigo a mi ritmo hasta Perales del Rio.
En la cuesta de los gitanos me doy cuenta que mi arrogancia ha expendido un cheque que mi físico no puede pagar. Bajo el ritmo porque ya no puedo más. Estoy muerto.
Me arrastro hasta casa. Demasiado viento, demasiado poco descanso, demasiado para mi cuerpo.
- Kilómetros: 119,80
- Tiempo rodando: 4:52:20
- Velocidad media: 24,58km/h, mucho viento
- Velocidad máxima: 59,65
- Km de la bici: 15.344
- Pulsaciones medias: 134 (una máxima de 191ppm, "pa verse matao")
- Calorías consumidas: 3.457
A cuidarse
Javier Arias González
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