¿Qué pasa “biciosos”?
Resulta entre el treinta de Abril y el primero de Mayo se celebra en el alto de Santo Firme una mezcla de acampada juvenil, romería y comida campestre. Resulta, también, que Raúl tiene por tradición subir cada año en bicicleta. Ya me lo había comentado el en la salida a la cantera abandonada (ver entrada "Visita a la Cantera abandonada 29/04/2006"), "El lunes subimos a Santo Firme". "Vale" dije yo. "Salida corta, subida corta, fiesta al final, bien para finalizar un buen fin de semana ciclista" pensé yo. Para los no informados Santo Firme es un alto que está a unos 5 ó 6 kilómetros de Lugones y aunque la pendiente es pronunciada la subida es corta; yo diria que desde Lugo de Llanera habrá entre dos y tres kilómetros.
En la salida del regreso al Padrún (ver entrada "El regreso al Padrun 30/04/2006") quedamos los implicados. Todos menos la Apisonadora de cuatro caños que el lunes trabajaba. Lo que estaba claro es que salir para únicamente subir a Santo Firme no podía ser para unas figuras del ciclismo como nosotros y, por lo tanto, teníamos que ponernos metas mas "altas" (nunca mejor dicho). El plan final era irnos hasta los túmulos de Monteana (o monte aereo, como querais) y a la vuelta subir a Santo Firme. ¿Por que irse a 30 Km, subir un monte, bajar el monte, volver prácticamente al mismo punto y finalmente subir a Santo Firme?. Pues no hay una respuesta razonable. Que le vamos a hacer. Asi son las cosas en este grupo de pirados. El tema es que mi pensamiento de salida corta y relajada para finalizar un buen fin de semana ciclista se fue al garete.
Ni de Monteana ni de Santo Firme he podido encontrar los perfiles. No figuran en los registros ciclistas. Sirva como descripción que son subidas cortas pero intensas, subidas en las que pones mucho esfuerzo y al final te dejan sudoroso y jadeando, pero a la vez satisfecho y feliz contigo mismo. Por poner un símil gráfico podríamos decir que estas subidas son orgasmos ciclistas.
En fin, quedada a la hora habitual en el bar habitual (el carrasco) y salida sin más pretensiones. Ir a Monteana mola..... Es cuesta abajo mayormente. Lo cual tiene truco, porque ir se va, pero volver cuesta. Casi sin darnos cuenta llegamos a las faldas de Monteana. Y la verdad es que uno llega contento, relajado, descansado, animado, con ganas de juerga pero claro, aparece a lo lejos la cuesta de hormigón a subir y se le pasa de repente la alegría, el relax, el ánimo y empieza a sentirse cansado por adelantado.
La foto es un poco engañosa. Parece que la rampa a subir sale de la casa de la izquierda, va hacia la casa de la derecha, hace lo que llamamos una zeta y sigue subiendo.... Pues no. En realidad se sube todo de frente hasta la casa de la izquierda, de esta se sigue la línea de los setos y los árboles y se hace una zeta justo en el borde con la parcela de eucaliptos jóvenes (bastante a la izquierda de la casa de la derecha). Esto cambia, y de que manera, las pendientes a subir. Creedme. Pendientes duras. Cortas, pero duras.
Justo a la entrada de la pendiente voy y pico en la más clásica broma de nuestro grupo. Se trata de dejar que un inocente se adelante y frente a un crucé se le indica ¡¡¡A LA DERECHA!!!! (en dirección a la casa de la derecha). El inocente cambia de piñones, se levanta sobre la bici y se pone a pedalear cual machote. Todo esto hasta que se da cuenta de que el resto del grupo se esta descojonando porque, en realidad, era por la izquierda. Desde aquí se lo advierto a los madrileños. Esta es la broma más clásica y en ella os tocará caer. Mirad que os advierto que los más peligrosos son Jorge y el Traper; aun así os tocará caer. Aunque sólo sea para hacerme pensar que yo no soy el único pardillo.
Después de la subida de hormigón (corta, intensa, sudorosos... etc, etc) llega un ¿agradable paseo? por un bosque de eucaliptos. Y me pregunto si agradable paseo porque la pista por la que rodamos pica para arriba que da gusto. Como dice el Traper "Yo regulo que esto cuesta".
Bueno, subida a Monteana y llegada a los túmulos. Se trata de un monumento, tumba o algo así de la prehistoria. Se ve que a los antepasados de los astures les gustaba poner tres piedras de cualquier manera sobre un monte para hacer que sus descendientes subiesen en bici a visitarlos. La mar de graciosos los antepasados de los astures, de hay les viene el sentido del humor a los asturianos. Vaya una foto para mostrar las piedrecitas y los tres querubines.
En la bajada de Monteana hay un mirador con unas vistas preciosas sobre el valle. No tengo foto (y eso que ya he ido tres veces), en la próxima vez a ver si me acuerdo :-). Aparte del mirador la bajada es rápida e intensa. Para mí que a Monteana no se puede subir más que escalando una de estas cuestas imposibles.
Venga, ya hemos bajado Monteana; vámonos para Santo Firme.... Vámonos para Santo Firme pero subiendo. Una vez bajado Monteana estas abajo. Muy abajo. Y si el camino de ida fue cuesta abajo de aquí se sale subiendo. Más o menos intensamente pero subiendo. Pasa lo de siempre. De repente a Raúl se le ocurre un atajo. (Otra advertencia para los madrileños, nada de atajos ni variantes, son, casi al 100% encerronas, preguntadle al Traper por esto que os cuento). Nos metemos por el atajo y el atajo tiene la pinta que se muestra en la foto. Tela con la pendiente.
Con el atajo llegamos ¿antes? a las faldas de Santo Firme. Y digo yo. ¿Qué prisa teníamos nosotros por llegar a Santo Firme?¿no podríamos haber ido por otro camino menos empinado? Pues no, y nada de quejarse, nosotros subimos por donde haga falta y sin llorar. Aunque ganas de llorar si que te entran cuando te acercas a Santo Firme y ves la cuesta que te espera a lo lejos.
Vamos a ver, pregunto yo, ¿qué pasa, que ha sido el becario al que le han encargado que diseñase la subida a Santo Firme? ¿qué pasa que el día que explicaron en clase que las carreteras no deberían subir a los montes de frente no fué a clase el becario?.
Jorge subió Santo Firme a toda pastilla, llegó a la cima y en vez de parar, como habíamos quedado, a tomarse unas sidras siguió hacia arriba (empieza a ser una costumbre en este grupo). Raúl se levantó sobre la bici, empezó a pedalear a ese ritmo que te mata y subió como quien no quiere la cosa. Traper subió a Santo Firme en reserva y yo parando de vez en cuando a tomar aire con la disculpa de sacar fotos.
Menos mal que llegamos al bar. Llamamos a Jorge para que diera la vuelta y bajase de donde había subido y pedimos unas sidras. La fiesta/romería tenía de todo comidas familiares, concurso de rana, gaiteros, etc.
En la bajada de Santo Firme volví a quedarme sin frenos. Cada vez que me tomo unos culines de sidra me fallan los frenos de la bici. Conseguí frenar la bici haciendo rozar mi zapatilla contra el suelo. Emocionante, vibrante para el pie y la pierna y ligeramente acojonante, pero conseguí frenar, que, después de todo, es lo importante ¿no?.
No hubo más novedad. Ataque y sprint masivo en los últimos metros como es habitual y hasta la siguiente salida.
A cuidarse
Javier Arias González
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